La libertad no es una subjetividad líquida, aunque a veces se nos escurre de las manos. Tampoco es un acto inconsciente cuando se ejerce.
La libertad, opera siempre de manera objetiva y, se muestra en cada decisión trascendente que no siempre recaen sobre realidades objetivas, sino sobre nuestros propios actos.
En esto se diferencia la decisión sobre un asunto, de la mera opinión sobre él. Hay quienes sostienen que pueden hacer lo que quieran, sobre todo si desean cosas pueriles.
Han de saber que los humanos no actuamos libremente en la mayoría de los casos, como en los impulsos o reflejos que hace al cuerpo decidir en tal o cual situación.
Somos esclavos de nuestra naturaleza animal en casi la totalidad de las decisiones que tomamos cotidianamente.
Muchas veces nuestra libertad de decidir está predeterminada por alguna contingencia, causalidad, necesidad (prostituirse por comer, callar para mantener la vida, etc.). Incluso en las decisiones importantes del individuo como que profesión elegir, donde trabajar, con quien y donde vivir, son producto de la situación y los convencionalismos sociales que un juegan papel interviniente en tu decisión.
Muchas necesidades reducidas por diseños (algoritmos dicen) establecido por “elegidos” arrogantes y soberbios de una cúspide manipuladores para satisfacer la voluntad de un gran otro, ese que cree tener el derecho de dominarnos en su beneficio económico, político, social, religioso.
Las normas sociales contra un ideal de conducta racional de un individuo pueden lograr que este actúe contra sus propios intereses. Reconocer que hay personas incitadas por el minimo esfuerzo, el cortoplacismo y la irracionalidad. La verdadera libertad se superpone a las “necesidades” de aquellos y, de las que estos nos imponen.
La libertad real existe, se ejerce en base a la razón, a la objetividad de los datos, es posible, precisamente, gracias a la evidencia. La libertad se manifiesta de muchas maneras y en todas partes. Cuando actuamos en defensa propia o de la familia; cuando buscamos conservar la dignidad; para defender valores o principios éticos y religiosos.
Esa libertad que nos permite renunciar a un pasado, exigiendo a nuestro proceso racional a dar cabida a los argumentos de la evidencia y de la experiencia; sea para renunciar a un oficio, a una organización, o cambiar donde y con quien vivir. Los impulsos no derivan de la razón, ni de la deliberación, son arranques reflejos.
La libertad es un acto individual, no se ha podido imponer a los pueblos desde el Estado. Este debe crear ambientes fiables y no coártala. Hay que desear la libertad, manifestarla en nuestras decisiones, en posiciones a favor de alguien comprometido con la verdad, con el bienestar del otro, con aquellos probos periodistas fallecidos, con los ecologistas, con los pensadores marginados por la maldad burocrática de nuestra época. Burocrática porque se criminaliza con procedimiento, con metas de violencia y objetivos del Poder corrupto. Porque se reprime administrativamente, porque acota el tiempo para la libertad aún en el acto democrático del voto igualitario.
Los pasos de la voluntad para la libertad habrán de estar determinados por el entendimiento para que no sean pasos sin razón. Esa voluntad para decidir, determinante, cuando estemos indecisos o indiferentes a lo que la razón indica. Persistencia que puede volverse contra lo que el entendimiento expone, contra las razones para actuar de cierta manera, y decidir en contra, por manipulación o motivos equis. Hay que sacarle la vuelta a la autocensura, a la auto manipulación, aún la religiosa. Donde hay entendimiento, ahí hay libertad.
No hay que repetir ciertos rituales sociales, ni sacrificios terrenales para obtener la salvación o la aprobación efímera políticamente correcta. Menos ahora en tiempos de miedo e incertidumbre.
Ya aparecerá la inteligencia, la conciencia que explique ese libre albedrio, inclusive después del acto lógico de la duda sobre decisiones incorrectas. Hoy, que por nuestro sacrificio recibimos muy poco a cambio, aun así, quieren hacernos elegir la nada.