Inicia un año más, cuántos hemos visto nacer, de acuerdo a la edad que tengamos será la respuesta; pero cómo vemos el paso de los años depende de cómo nos hemos preparado para ello.
Muchas personas hacen propósitos para esta fechas y las más frecuentes redundan en: disminuir el peso o adelgazar, tener más tranquilidad, conseguir un buen empleo que nos dé una mayor tranquilidad y estabilidad económica, conseguir pareja (los que no la tienen); pero lo que habitualmente hacemos debe estar enfocado en lograr esos objetivos, porque no podemos hacer lo mismo de siempre y querer conseguir algo distinto.
En esta época de pandemia global, las acciones que tomamos van o deben ir encausadas directamente a cuidarnos, y si alguien no lo hace, debe ser porque el raciocinio no les funciona bien. Y sí, hay mucho de eso en todo el mundo, que no dimensionan la problemática que existe. Algo parecido a quienes disparan al aire en el día que despedimos el año, una cultura que abarca a muchos y se sigue dando a pesar de los números tan dramáticos que nos ofrecen una información fatalista, por las víctimas de balas perdidas.
Tal vez uno de los propósitos más necesarios sería el no molestar a nadie. Sería genial poder no tener obstáculos de personas que les vale muy poquito la tranquilidad de los demás. Porque hay quienes lo acostumbran. Hacer estorbo siempre.
En lo personal estoy dispuesto a no dañar a mis semejantes; quiero ser mejor persona y lo voy a provocar, ya lo estoy haciendo.
Lo que hoy estamos viviendo, es cosecha de lo que ayer sembramos; mañana, estaremos sacando lo frutos que hoy pusimos en la tierra y más aún, si le dimos la oportunidad y tratamiento a la tierra, es como será de robusto el fruto que tendremos, ¿Qué tan difícil es entenderlo?
Feliz año nuevo mis amigos lectores, que tengamos los frutos que merecemos, nada más, nada menos.